Economía Local


Vivir con una constante sensación de precariedad es un rasgo definitorio del capitalismo racial.Nos enfrentamos colectivamente a miles de millones en facturas médicas, deudas de tarjetas de crédito, préstamos de día de pago, préstamos estudiantiles y deudas carcelarias. Según Unidos por una Economía Justala mayoría de los hogares latinos se quedarían sin ahorros al cabo de 3 meses. Es más, una mujer negra tiene sólo 1 céntimo y una mujer latina tiene menos de 1 céntimo por cada dólar de riqueza en el bolsillo de un hombre blanco. La raza, el sexo y la ciudad o el pueblo en que se nace determinan en gran medida tus futuros ingresos. Hoy en día, la mitad de los inquilinos de todo el país pagan más del 30% de sus ingresos en alquiler, lo que les deja poco para cubrir sus necesidades, por no hablar de las emergencias. Sin embargo, se nos hace sentir que nuestras cargas financieras son culpa nuestra. Los que están en el poder saben que si nos sentimos abrumados por la vergüenza de nuestras circunstancias individuales, es menos probable que nos unamos para resistir a esta economía explotadora que nos está perjudicando a todos.

No es una coincidencia: la gente rica y blanca diseñó la economía estadounidense para proveerse de tierras, poder y dinero a expensas de todos los demás. Las condiciones de escasez a las que se enfrentan a diario las comunidades negras, marrones, indígenas e inmigrantes son el resultado directo de siglos de esclavitud y robo genocida de tierras, la discriminación positiva de los blancosy la formulación de políticas racistas, desde Jim Crow hasta el desmantelamiento de la Ley del Derecho al Voto. Con un partido demócrata que defiende en gran medida el estatus quo, combinado con el estrés diario de vivir bajo el capitalismo, puede ser difícil imaginar una realidad diferente. Las narrativas omnipresentes nos dicen que los multimillonarios que nos explotan nos salvarán gracias a su generosidad y "genialidad". Pero sabemos que los problemas sistémicos requieren soluciones colectivas que devuelvan el poder a nuestras comunidades. Mientras nos organizamos para revertir el legado de políticas económicas racistas y aliviar la precariedad cotidiana, también debemos experimentar con la creación de un sistema económico totalmente nuevo.

A nivel local, podemos crear condiciones de abundancia que ayuden a la gente no sólo a sobrevivir, sino a prosperar. Responder a las necesidades básicas de los demás -vivienda, alimentos, guarderías, una red de seguridad- es esencial. Al mismo tiempo, necesitamos urgentemente modelos locales para socavar y escapar del ciclo de deuda y escasez del capitalismo. Es decir, no sólo trabajamos por un mundo en el que todos puedan pagar sus facturas. Soñamos con algo mucho más grande, con un mundo en el que nuestros hijos y nuestros tataranietos vivan algo mejor. El capitalismo no sólo está destruyendo nuestro espíritu, también está acabando con especies enteras y destruyendo nuestro planeta. Es hora de que el capitalismo se extinga. 

¿Cómo construimos una economía que promueva el cuidado de los demás y de todas las formas de vida? Hay innumerables ejemplos. Comunidades de todo el país están desarrollando cooperativas propiedad de los trabajadores y la economía solidaria, organizando reparaciones y devoluciones de tierras para reparar siglos de daños, y aprobando políticas para poner dinero en los bolsillos de la gente, sin hacer preguntas. Los trabajadores luchan contra el robo de salarios, garantizan que los trabajadores inmigrantes estén a salvo de la deportación y trabajan con grupos de base para garantizar que las reivindicaciones de la negociación sindical beneficien a comunidades enteras. 

Pro-Trabajadores

Reparaciones y Devolución de Tierras

Cooperativas de Trabajo y Microempresas

Crear Opciones Públicas

Resistiendo la privatización

Impuestos

Programas garantizados de creación de riqueza

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